Auditoría Pública nº 70. Revista de los Órganos Autonómicos de Control Externo - page 58

1.
INTRODUCCIÓN
Las entidades fiscalizadoras superiores (en adelante,
EFS) están atrayendo una atención creciente por parte
de una sociedad que ve en ellas instrumentos esencia-
les para acreditar que las administraciones públicas son
merecedoras de confianza. Sin embargo, esa ciudada-
nía ya no solo espera de las EFS la certificación de que
las cuentas de las administraciones públicas recogen la
imagen fiel de su situación económico-financiera y que
el gasto se hace de acuerdo con la legalidad vigente, sino
que además esperan que respondan a nuevas preguntas
y que lo hagan en unos plazos razonables para que las
respuestas sean útiles.
A las nuevas demandas hacia las EFS se suma un
inmediato y espectacular salto tanto en las tecnologías
de tratamiento de la creciente información disponible
como en los métodos de verificación y autenticación
documental, que afectarán a las técnicas de auditoría y
fiscalización que se utilizan.
La combinación de ambas tensiones de cambio en
lo que se refiere tanto al objeto como a los métodos de
trabajo de las EFS genera un contexto en el que la adap-
tación de estas instituciones a las nuevas circunstancias
se ha convertido en una necesidad difícilmente aplaza-
ble. Sin embargo, existen dificultades de muy diferente
naturaleza a la hora de abordar y poner en marcha estos
procesos de cambio en instituciones que, en general, go-
zan de larga tradición, aunque están poco habituadas a
este tipo de procesos.
Ahora bien, ni la necesidad de cambio, ni la existen-
cia de obstáculos es algo nuevo o exclusivo de las EFS en
general y en particular de las españolas, sino que existen
interesantes experiencias internacionales que pueden
dar pistas acerca de cómo se pueden abordar las trans-
formaciones y de qué resultados se pueden alcanzar.
El Colegio de Auditores de laOTAN (IBANoColegio,
en adelante) constituye un interesante ejemplo de cómo
un órgano de fiscalización de una organización interna-
cional singular ha afrontado la respuesta a las demandas
de cambio que procedían de los países miembros, es-
pecialmente de las EFS de esos Estados. La naturaleza
de la actividad de la OTAN requiere que determinada
información esté sujeta a criterios de seguridad, por lo
que su fiscalización presenta una especial singularidad
en la medida en la que la vocación de transparencia y
la rendición de cuentas que presiden toda fiscalización
topan con otros intereses legítimos de una organización
cuyos fines son la seguridad y la defensa. La gestión de
la transparencia, indubitada en cualquier otro ámbito de
la gestión pública y de su fiscalización, se convierte en
una cuestión central, no solo en el ámbito de la OTAN,
sino también en las cuestiones de defensa de los estados
democráticos.
El objetivo de este trabajo es analizar las transforma-
ciones que ha experimentado el órgano fiscalizador de
la OTAN y el impacto que ha tenido en los trabajos que
ha realizado en los últimos tiempos. Con el ánimo de
incorporar también el vector de transparencia al análi-
sis, la información que se utiliza en este trabajo proviene
básicamente de documentos que se encuentran a dispo-
sición del público en la web institucional de la OTAN o
de otras EFS.
2. LA FISCALIZACIÓN DE LOS GASTOS DE LA
OTAN: EL IBAN
Desde mitad de los años sesenta del siglo pasado, la
OTAN cuenta un sistema de fiscalización de sus cuen-
tas, en cuyo vértice se encuentra el Colegio Interna-
cional de Auditores de la OTAN (en adelante, IBAN o
Colegio). En la actualidad, el modelo de fiscalización se
articula en torno a un Colegio de seis personas prove-
nientes de los Estados miembros, con acreditada trayec-
toria en el ámbito de la fiscalización, designados por el
Consejo del Atlántico Norte por un periodo de cuatro
años no renovables. Bajo la dirección de este Colegio se
organiza el
International Board of Auditors
for NATO,
el IBAN. El IBAN es el órgano fiscalizador de la OTAN,
cuyo informe más destacado es el Annual Activities Re-
port (AAR). Este documento es analizado y objeto de
observaciones por parte de las EFS de todos los estados
miembros, las cuales constituyen el
Competent National
Autorities Board
(CNAB) que, en última instancia, da su
conformidad al AAR.
Este modelo básico se ha ido modelando desde los
años sesenta y ha experimentado varios cambios, cuya
consecución no siempre ha sido fácil. El IBAN se rige
por una Carta que había sido modificada varias ocasio-
nes (NATO, 2013, Anex C). Así, a principios de los años
80 se incluyeron entre los objetivos de la fiscalización la
revisión de la eficiencia y efectividad de las operaciones
financieras, mientras que en los años noventa se incluyó
la exigencia a los integrantes del IBAN de conocimien-
to y experiencia en el análisis de las cuentas del sector
público.
Si se toma como referencia la información pública re-
lativa al año 2012, se puede constatar el IBAN fiscalizó
un volumen de recursos total de casi 11.000 millones de
euros y realizó además ocho auditorías operativas y tres
estudios. La realización de estos trabajos requirió 4.218
días de trabajo, lo que supuso un coste de 3,4 millones
de euros (IBAN, 2013), correspondientes a los viajes y
salarios de una plantilla integrada por 29 personas, de
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Noviembre nº 70 - 2017
AUDITORÍA Y GESTIÓN DE LOS FONDOS PÚBLICOS
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